
Hace muchos años, a principios del siglo pasado, Juan hizo un viaje atravesando unas montañas que la gente apenas pisaba.
Al principio de su camino, le sorprendió la falta de color y de vida del paisaje. Tras caminar varios días, encontró un pueblo abandonado en el que pasó la noche. Necesitaba agua y se puso a buscar una fuente por las calles del pueblo, pero lo único que se encontró fue una fuente seca.
El viento soplaba...